Pedro Lorente Romero JSC Sant Boi de Llobregat
Cuando hablamos de salud mental, nos estamos refiriendo al bienestar emocional, psicológico y social de una persona. Se entiende que la falta de salud mental ocurre por una afección grave que afecta a la capacidad cognitiva y al comportamiento.
Según datos de la OMS, más de un 20% de personas mayores de 60 años sufre algún tipo de trastorno mental o neurológico, la mayoría de casos producidos por enfermedades neurodegenerativas (en primer lugar por la Enfermedad de Alzheimer).
Las enfermedades neurodegenerativas, acaban provocando demencia. Esto conlleva una pérdida en la capacidad de realizar actividades de la vida diaria, que van desde hacer actividades más complejas, como realizar compras (en el caso de demencias leves), hasta actividades básicas, como el mantenimiento del aseo personal (en el caso de demencias severas). Ante esta situación las personas con estos problemas dependen de sus cuidadores, que principalmente son sus familiares más cercanos.
Muchas familias en nuestro país se ven desbordadas en muchas ocasiones por verse incapaces de dar todos los cuidados necesarios a su familiar, y por ello recurren a recursos externos, desde cuidadores particulares hasta centros geriátricos.
España dispone de 366.633 plazas en residencias, de las cuales aproximadamente un 60% son plazas públicas y concertadas. Con un precio medio de 1.830€/mensuales, muchas familias se ven incapaces de poder acceder a estas plazas. Por ello esta coyuntura nos tiene que llevar a reflexionar sobre como poder hacer llegar los recursos económicos suficientes para todas aquellas familias que lo necesiten. Y esto solo se consigue a través de la política, una política que haga llegar la misma oportunidad de recursos a todas y todos por igual, una política que no distinga por los ingresos bancarios.
Durante estos días, debido a la crisis provocada por el SARS-CoV-2, nos hacemos a la idea de lo importante que es tener una buena sanidad pública y lo relevante que es implantar cada vez más recursos para estar preparados ante cualquier acontecimiento.
Pero hay acontecimientos que ya sabemos que van a ocurrir. Uno de ellos es que la población anciana se va a duplicar en los próximos 25 años, y ello conllevará que las personas con problemas neurológicos y mentales con edades avanzadas también aumente. Para ello tenemos que preparar los medios suficientes para poder cubrir todas las necesidades de esta parte de la población, en cuanto a personal especializado, diseño adecuado de nuevas infraestructuras, herramientas elementales para evaluar, diagnosticar y hacer seguimiento de las personas afectadas, y muchos otros elementos que mejoren el cuidado de nuestros mayores.
Para estar preparados ante este nuevo reto, necesitamos una buena planificación y gestión política, porque, a pesar de que este escenario no llegará de golpe, como lo ha hecho el SARS-CoV-2, igualmente es necesario ponernos a trabajar para dar una buena asistencia a este sector de la población, y por lo que veo hay mucha labor por delante.
El diseño del futuro se hace entre todos y todas, y un buen servicio de salud mental público, empieza por la implantación de políticas progresistas, de izquierdas y que no dejen a nadie por el camino.