Mercedes Pérez Tamarit JSC Cornellà de Llobregat
Siempre que hablamos sobre la discriminación en el ámbito laboral, en la mayoría de los casos lo hacemos sobre casos entre hombres y mujeres, pero pocas veces nos ponemos a desgranarlos. Concretamente hay un concepto que es la interseccionalidad y por mucho que seas hombre o mujer dentro de esos dos sexos existen diversos colectivos. En este caso voy a referirme a la discriminación que sufren las mujeres Lesbianas, Transexuales y Bisexuales (LTB) en el ámbito laboral por su identidad y/o su orientación sexual.
En el último informe realizado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) se destaca gravemente que un 50% de las mujeres lesbianas, transexuales y bisexuales han sufrido acoso laboral. Además, el mismo informe destaca que una 1/5 parte han perdido la promoción. Por si no fuese poco, a 1 de cada 3 mujeres de estos colectivos se le denegó la renovación de contrato o directamente se les despidió por su identidad y su condición sexual.
Otro punto a tratar es la visibilidad de estos colectivos en el puesto de trabajo. Respecto a este punto únicamente un 37% de las mujeres encuestadas perteneciente a los colectivos LTB, han afirmado que son visibles en su entorno de trabajo. Querer visibilizarte en tu trabajo, sin miedo a sufrir algún tipo de discriminación, poder expresarte cómo eres, que esté garantizada tu seguridad y protección, y que se garantice la igualdad de trato entre hombres y mujeres, son que la misma Organización Internacional del Trabajo define como “trabajo decente”.
La obligación directa e indirecta de la ocultación de dicha orientación sexual o identidad de género choca con muchos factores, como son la igualdad de oportunidades, seguridad en el trabajo, el salario y la formación entre una larga lista que continua.
Pero los datos son aun más demoledores: si nos fijamos únicamente en los datos de las mujeres transexuales, las cifras mencionadas anteriormente se doblan. Respecto a este colectivo en concreto, el mismo informe de la FELGTB determina que el 13,6% de estas mujeres se ven obligadas a compartir gastos frente a un 4,4 del total del colectivo LTB, también destaca que un 9,1% de las mujeres transexuales no llegan a cubrir sus necesidades básicas frente al 4,9% del total de LTB. Vemos que dentro del colectivo LTB las mujeres trans son las perjudicadas dentro del ámbito privado.
Por otro lado si nos volcamos a ver la percepción y la visibilidad (antes hemos mencionada que solamente un 37% de las encuestadas para el informe del FELGTB son visibles en el entorno del trabajo) pe y desgranamos esta cifra podemos observar que un 11% lo son en el ámbito laboral y el 26% lo son en todos los ámbitos de su vida, el 47,4% de ellas piensan que son igual de visibles que GBT, pero el restante un 39,9% consideran que lo son menos.
La visibilidad de las mujeres de los colectivos LTB depende mucho de la estabilidad y la seguridad que tengan en su puesto de trabajo. Un 37,9% han visibilizado su identidad y su orientación sexual después de incorporarse y solamente un 29,1% lo hizo justo en el momento de su incorporación. La ocultación de su orientación sexual o su identidad de género se da por diversas razones como, el miedo a represalias, para evitar bromas y burlas, aislamiento social, evitar rumores, miedo a no poder optar a ascensos y como no, también el despido.
Si relacionamos según el contrato de trabajo y la visibilidad de ellas, vemos que las que ocultan su sexualidad o identidad de genero son aquellas cuyos contratos son de practicas con un 55,6%, con las que cuentan con un contrato de fijo discontinuo es de 38,5%, temporales con 24,6% y en ultimo lugar con un contrato fijo un 19,2%.
Dependiendo como sea su contrato se visibilizan más o menos por temor a no poder optar a una renovación de su contrato y en consecuencia si continuación en el mismo puesto de trabajo.
Si con estos datos hacemos una comparativa con el informe Transexualidad en España Análisis de la Realidad Social y Factores Psicosociales Asociados realizado por la Universidad de Málaga en el año 2011, que fue la primera investigación realizada a nivel estatal en este ámbito, vemos que del total de personas transexuales que han hecho publica su transexualidad la escalofriante cifra de 55,9% han tenido algún tipo de conflicto en trabajo. Hoy en día en 2020 no se diferencian tanto con los resultados que se han obtenido con este informe de la FELGTB.
Pero esta discriminación sigue existiendo a nivel formativo, ya que si comparamos los datos de mujeres heterosexuales, bisexuales y lesbianas con mujeres transexuales vemos que hay una gran diferencia. Respecto a estudios superiores éste último colectivo sólo ocupa el 6,2% frente a un 93,8% del total. Lo mismo pasa con la enseñanza secundaria o formación profesional con 20,5% de mujeres trans que cuentan con dichos estudios frente a un 79,5%. Esto se debe a la realidad en los centros educativos dado que en la mayoría de los casos las mujeres que deciden transitar se ven marginadas socialmente y con poca ayuda de algunos centros educativos, prácticamente se ven obligadas al abandono escolar por el poco soporte por parte del sistema educativo, por el acoso recibido tanto por alumnos como profesorado y se determina en la practica su expulsión de nuestro sistema educativo por falta de apoyo psicosocial.
Las mujeres transexuales también se ven en una precariedad laboral, menor formación y también menor antigüedad en la empresa. Todo esto se traslada a una falta de garantía de condiciones socioeconómicas mínimas y suficientes para una digna supervivencia, una vida laboral llena de incertidumbres y inseguridades. Porque un 50% de ellas constatan que han sufrido acoso laboral, también haber perdido una promoción interna o ser despedida o no renovado por ser mujer lesbiana, bisexual o transexual. Son datos muy alarmantes ya que reflejan que en pleno 2020 no esta normalizado tener una determinada orientación sexual o identidad de género.
Aunque algunas empresas han comenzado a implementar medidas para la integración de todas sus trabajadoras, un 53,1% afirman que no existen dichos espacios para la integración de trabajadores y trabajadoras con independencia de su identidad de género u orientación sexual.
En definitiva, como se puede observar en el sector privado, las mujeres tienen que seguir afrontando sexismo, la lesbofobia, transfobia y bifobia con la forma de invisibilidad, techos de cristal, suelos de barro y acoso, lacras que les impiden poder avanzar profesionalmente. Este hecho deja claramente que como sociedad hemos avanzado, pero no tanto como creemos: se castiga, se daña a cualquier persona que se salga del cajón predeterminado que nos dicen como debemos ser, como debemos identificarnos o expresarnos. Si no cambiamos la mentalidad cuadriculada que impide que todas y todos nos identificamos y expresamos distintamente seguiremos discriminando. La sociedad avanza cuando ve la diferencia de una persona o de varias como un avance hacia una mejor sociedad no como un ataque hacia otra.