Lander Ferraro JSC Sant Boi de Llobregat
Como alumno de segundo de bachillerato he vuelto a las aulas que abandoné el pasado mes de marzo, como todos, debido al confinamiento por una pandemia que asola el mundo entero. Esperaba encontrarme con muchos cambios y sinceramente la realidad es bien distinta, han habido pocos cambios para haber tenido tres meses para poder ajustarse a la realidad en la que vivimos.
Respecto al famoso ratio de las aulas, mi clase es de treinta y un alumnos, no varía mucho de los treinta y siete que éramos el curso pasado. Durante el confinamiento y antes de esta atípica vuelta a las aulas la atención ha sido muy gratificante por parte de la mayoría del profesorado, pese a que algunos, una minoría, se desatendió de nosotros, hay que tener en cuenta además los pocos recursos con los que cuenta la educación pública, lo que en términos generales supone que no hay toma de temperatura y la distancia de seguridad de 1’5 metros es imposible cumplirla.
Afortunadamente conseguí pasar el curso sin tener que recuperar ninguna materia en septiembre, cosa que para mi y mi familia fue bastante duro ya que el estar entre cuatro paredes no hacía muy fácil tener la mente puesta en los estudios, sino en la preocupación y miedo por la salud de los míos. Este curso 2020 – 2021 he apostado por comenzar a estudiar el bachillerato social porque así lo requiere la carrera universitaria que me gustaría estudiar, Grado en Ciencias Políticas.
Este pasado curso ha sido realmente frustrante porque era un no acabar de noticias de como iba a ser la vuelta a las aulas, pensé que nos harían más fácil el poder recuperar todo lo perdido y me veo que a la vuelta somos seis compañeros menos y que solamente ha llegado un profesor para todo el instituto de todos los que prometió el President de la Generalitat.
Las promesas se las llevó el viento y las palabras con ellas se fueron, se iban a contratar cientos de profesores, íbamos a tener una educación cosmopolita y lo que tenemos, a día de hoy, es un descontrol respecto las medidas sanitarias en los institutos, mucha preocupación a nivel familiar y una gran incertidumbre en términos generales.
¿Y todo esto debido a qué? A que los representantes políticos que en tiempos de crisis gobernaron se dedicaron a realizar numerosos recortes y que tras concluir esta dura etapa, estas no se ha reinvertido, a que los esfuerzos económicos del Govern se han destinado a otras causas que no son de relevancia en estos momentos, y han dejado la sanidad y la educación pública a la deriva, esperando siempre como acontecen los hechos y al fin y al cabo lo público es de todos y para todos. Hace falta inversión por parte del Govern, no puede ser que los Ayuntamientos carguen con gran parte de esta falta de inversión, teniendo que desviar recursos y dejar de invertir en ciertas áreas porque tenemos unos representantes irresponsables que no gobiernan y no atienden las demandas tan necesarias.
Como joven tengo claro que si no nos movemos nada va a cambiar, los estudiantes nos debemos movilizar y apoyar las protestas del personal docente, así como nuestras propias protestas. No se puede consentir la existencia de la brecha digital ya que muchos alumnos quedarían desamparados en caso de confinamiento, esto sobre todo se da en la escuela pública la cual cada vez está más precarizada.
Nuestros representantes políticos han tenido el tiempo suficiente para pensar en cómo debería ser nuestra vuelta a las aulas y para invertir en la educación que es uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia, pero como siempre lo dejamos todo para el final, o al menos esa es la sensación que me ha transmitido el President Joaquim Torra y el Conseller d’Educació Josep Bargalló.
*La imagen de la portada corresponde a un fotografía del Heraldo de Aragón.